martes, 14 de enero de 2014

SOBRE LA INDIVIDUACIÓN…


Individuación es un término acuñado por Carl Gustav Jung dentro del contexto de la psicología analítica. Hace referencia al proceso de desarrollo psicológico de cada ser humano a lo largo de toda su vida. Individuación implica un proceso de mirarse y trabajarse a sí mismo, de explorar áreas internas desconocidas para poder despertar y desarrollar aspectos que nos llevan a ser lo que auténticamente somos y que hasta el momento habíamos sido sólo en potencia. Es una manera de encontrarse a sí mismo en lo que genuinamente se es y en diferenciarse de los ideales y expectativas del colectivo que hemos internalizado a lo largo de la vida. Es posible que seguir el propio proceso de individuación implique tomar decisiones que se diferencien de los ideales de nuestro colectivo como familia, amigos, entorno laboral, grupo social, comunidad.

En la niñez y adolescencia la individuación consiste en lograr una adaptación al mundo social circundante, necesitamos interiorizar el colectivo en el que vivimos. A lo largo de la vida este proceso de interiorización se va dando tanto consciente como inconscientemente. Ya en la adultez tenemos que hacer un movimiento prácticamente contrario, es decir, tenemos que distanciarnos, separarnos de algunos ideales, mandatos internos y externos del colectivo para poder descubrir quiénes somos realmente como seres únicos y particulares, desarrollar nuestros potenciales y aportar al mundo lo que es auténticamente propio.

El proceso de individuación, como la vida misma puede ser tanto doloroso y difícil como gratificante y satisfactorio. Hacer conciencia de ciertos aspectos que hasta entonces no habíamos visto puede resultar incómodo pero a la vez nos fortalece, nos hace más resilientes y nos permite la emergencia de recursos internos así como transitar nuevos caminos, nuevas formas de ser y de relacionarnos que nos van enriqueciendo. La individuación es un proceso de humanización, es decir, de aterrizar y acogernos en lo que realmente somos: seres humanos con fortalezas y debilidades, con cualidades y defectos. No somos lo uno ó lo otro, sino lo uno y lo otro y el reto está en reconocer y acoger ambos opuestos en nosotros mismos y en las otras personas.

Una vía privilegiada de individuación es la psicoterapia/el análisis. Las transformaciones psicológicas necesitan tiempo para que se vayan gestando e integrando. Este trabajo requiere y merece que le demos tiempo y espacio. El trabajar con un terapeuta/analista, que está afuera de nosotros mismos y ha transitado este camino, nos ayuda a ver las propias zonas ciegas. Así mismo, nos ayuda a sostener aspectos difíciles propios que se pueden evidenciar en el proceso, dándonos la oportunidad de sanar heridas, de reparar y transformar maneras de establecer vínculos que nos generan sufrimiento.

El trabajo psicoterapéutico/analítico va permitiendo que uno esté más receptivo y en contacto con la sabiduría de las propias zonas desconocidas, inconscientes, que nos permite poco a poco ser más íntegros y completos, y así mismo, interiorizar y activar la función sanadora y terapéutica en y con nosotros mismos.